Primero debemos de reconocer nuestras cualidades.
Reconocer que todas las personas somos valiosas y si bien somos todos diferentes, todas tenemos cualidades y capacidades que debemos tener en cuenta.
Por ejemplo:
Algunos adultos mayores tienen entre sus cualidades la capacidad de tolerancia, el buen humor, el sentido de solidaridad y el amor que dan a los demás.
Otros son muy hábiles para las actividades manuales, para orientar a los demás en las labores que realizan, y también para enseñar lo que han aprendido en todos sus años de experiencia a través del estudio, del trabajo, etc.
Lo importante es descubrir en qué soy bueno y utilizar esto para sentirnos bien con nosotros mismos.
Reflexonando sobre nuestras limitaciones, igualmente debemos de reconocer que nadie es perfecto y que así como tenemos muchas cualidades también tenemos algunas limitaciones; y el mirar y tener en cuenta estas limitaciones, nos permitira ver o que debemos hacer para que estas no alteren nuestra vida personal y social.
Aprendiendo a reconocer y manejar nuestros estados de ánimo, podemos estar alegres, tristes, deprimidos o molestos y tenemos el derecho de manifestar nuestras emociones sin afectar a los demás.
Al mismo tiempo, si notamos que estas emociones se están volviendo negativas para nosotros mismos, debemos buscar algunas alternativas para enfrentarlas.
Por ejemplo:
Si estamos molestos por algo, manifestar calmadamente qué estamos molestos y salir a dar un paseo, hacer alguna actividad manual, leer o escuchar música, bailar, reir.
Fuente :
Cartilla 14: LA PERSONA ADULTA MAYOR Y SU AUTOESTIMA.(MIMDES)
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