miércoles, 1 de mayo de 2013

EL OLFATO, EL GUSTO Y EL TACTO EN LA PERSONA ADULTA MAYOR


 

El olfato, el gusto y el tacto también son sentidos que resultan esenciales para vivir y adaptarse a un entorno que cambia constantemente y contribuyen a medir, apreciar y disfrutar del mundo en que vivimos. También nos ayudan a protegernos de lesiones y comunicarnos.

 

Estos sentidos se alteran en la edad avanzada, debido al envejecimiento así como a múltiples factores. Las causas más frecuentes en la alteración del olfato son las infecciones, respiratorias altas de origen viral, enfermedades de los senos nasales, traumatismos craneales y algunas enfermedades neurológicas.

 

El gusto se ve afectado por la enfermedad periodontal, la gingivitis, la pérdida de dientes, las dentaduras postizas, los medicamentos y el exceso de tabaco.

 

En cuanto al tacto, las alteraciones se relacionan con neuropatías a consecuencias de una lesión, con el deterioro circulatorio y con enfermedades localizadas en la piel.

 

RESPECTO A LOS CAMIIOS NORMALES EN EL OLFATO, EL GUSTO Y EL TACTO debemos considerar:

 

-         En cuanto al olfato, ocurre una disminución de la capacidad de percibir los olores debido a una atrofia de las fibras olfatorias por el envejecimiento.

 

En general la identificación de los olores disminuye gradualmente después de los 70 años, especialmente los de concentraciones bajas. Los fumadores tienen menor capacidad para identificar los olores.

 

-          En sentido del gusto, se considera que las papilas gustativas comienzan a reducirse a partir de la mitad de la vida (40 a 60 años), aunque llega a ser notable la disminución después de los 60 años. Existe disminución para disfrutar los alimentos, exceso de consumo de sal y azúcar, con riesgo de malnutrición.

 

-         Referente al tacto, existe disminución de la capacidad de los receptores del tacto y de la sensibilidad de la piel, palma de las manos y otras áreas de poco vello.

 

Esto trae como consecuencia menor facultad para reconocer objetos de textura lisa y áspera; por lo que están expuestos a heridas en la piel y el dolor puede estar disminuido. Tienen dificultad para diferenciar y sentir los cambios de temperatura.

 

Los cambios en el olfato, el gusto y el tacto no solo traen repercusiones físicas sino que de éstos resultan implicancias psicológicas y sociales con efectos perjudiciales para el modo de vida.

 

Los adultos mayores presentan el riesgo de accidentes en cuanto a los sentidos del olfato y el gusto. No son capaces de distinguir las señales de alarma presentes en su entorno, tales como el humo de un incendio, un escape de gas o una comida en mal estado. Esto les causa ansiedad y temor, sobre todo a los que viven solos. Otra consecuencia es la falta de interés o motivación de una buena nutrición.

Puede haber un consumo de alimentos excesivamente sazonados, salados o muy dulces, lo cual tiene consecuencias graves especialmente, para los que tienen dieta por alguna enfermedad. Algunos no perciben un olor desagradable de casa o de su cuerpo y pueden verse afectadas las relaciones familiares pensando que el adulto mayor es descuidado en su aseo personal o no le importa oler mal.

 

Las alteraciones del tacto generalmente producen torpeza, suelen tirar o romper los objetos, afectando sus sentimientos de habilidad y competencia, así como, su autoestima. Tienen mayor probabilidad de accidentes porque estas alteraciones repercuten en el andar o en la movilidad. La disminución de la sensibilidad los pone en riesgo de sufrir daños peligrosos como las quemaduras.

 

Por no sentir el dolor, dado que los sistemas sensoriales se vuelven menos eficaces, los adultos mayores presentan la necesidad de aumentar sus interacciones ambientales, personales y sociales a través del tacto, pero teniendo en cuenta su modelo de vida y la procedencia cultural.
 
 

Fuentes :

-Autocuidado de la salud para el adulto mayor
-Cartilla 3 "Autocuidado de los sentidos en las personas adultas mayores"

 

 
 

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