viernes, 7 de junio de 2013

Peruana de 97 años recibio certificado por ser la locutora más longeva del mundo

Maruja Venegas Salinas logró obtener el reconocimiento del World Records Guinness.


 
 
La Asociación de Locutores del Perú (ALP) recibió a mediados de octubre un sobre que contenía el certificado del World Records Guinness que acredita a la peruana María Julia Venegas Salinas, de 97 años y más conocida como Maruja, como la mujer con la carrera de locutora de radio más larga del mundo.
 
Solo eso faltaba para que ella, también periodista y educadora, sea oficialmente considerada una récord Guinness por estar frente al micrófono 77 años consecutivos.
 
Maruja se inició en la locución en 1935, en Radio Internacional, donde condujo un programa musical y un noticiero. Pero fue en 1944 cuando emitió por primera vez su programa “Radio club infantil” por Radio Mundial.
 
 
Maruja recibio su certificado Guinness este 8 de diciembre del 2012, Día del Locutor Peruano, en la Sala Capitular del Convento de Santo Domingo (Cercado de Lima).
      Fuente: El Comercio 23 de noviembre del 2012

    jueves, 6 de junio de 2013

    Marco Aurelio Denegri: Observación equivocada de Hemingway

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    El célebre escritor norteamericano Ernest Hemingway (1899-1961), Premio Nobel de Literatura en 1954, publicó en 1952 un libro titulado El Viejo y el Mar...

    El 2 de julio de 1961, en su casa de Ketchun, Idaho, cuando apenas le faltaban 19 días para cumplir 62 años, Hemingway se puso la escopeta de dos cañones en la frente y apretó el gatillo. No fue una derrota, porque como él mismo decía: “Un hombre puede ser destruido, pero no derrotado.”
    Por Marco Aurelio Denegri.
    El célebre escritor norteamericano Ernest Hemingway (1899-1961), Premio Nobel de Literatura en 1954, publicó en 1952 un libro titulado El Viejo y el Mar. En la página 10 de la versión española de esta obra se lee lo siguiente:
    “Todo en él [en el viejo pescador] era viejo, salvo sus ojos; y éstos tenían el mismo color del mar y eran alegres e invictos.” (Ernest Hemingway, El Viejo y el Mar. Cuarta edición. Buenos Aires, Editorial Guillermo Kraft, 1955.)
    La vejez de los ojos, como la del cuello y la de las manos, es inconfundible. Si una mujer de cincuenta años, por ejemplo, nos dijese que tiene treinta y ocho o cuarenta, entonces bastaría verle los ojos, el cuello y las manos (en ese orden) para saber que miente.
     
    Los viejos con ojos jóvenes, o con cuello joven, o con manos jóvenes, no existen. Hemingway se equivocó. Y la equivocación es de tal evidencia que no necesita pruebas; o lo que lo mismo, la equivocación es flagrante.
     
    “El examen de ojo –manifiesta Guilly– es uno de los testimonios más veraces de la edad real.” (Paul Guilly, La Edad Crítica. Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1959, 30b.)
     
    Respecto al sentido de la vista, se advierte en la persona senescente y con cuanto mayor razón en la senil, una disminución de los campos visuales y de la agudeza visual, e igualmente de la capacidad de adaptación a la obscuridad y de la capacidad de discriminación cromática.
     
    “En el ojo que envejece –dice Carlos Vivanco–, la pérdida progresiva de grasa orbitaria ocasiona el desplazamiento del globo ocular hacia atrás y el hundimiento del ojo o enoftalmía senil. La laxitud de los párpados con relajación de la piel y herniación de la grasa en el tejido subcutáneo del párpado ocasionan una ptosis senil [ptosis o caída palpebral senil]. Las glándulas lacrimales se atrofian progresivamente. [...] El borde pupilar se hace irregular y pierde su coloración. La atrofia y rigidez del iris disminuyen el diámetro de las pupilas, las mismas que acusan lentitud en sus reacciones. [...] El cristalino pierde la elasticidad de su cápsula y la capacidad de cambiar de forma y tomar la debida convexidad para enfocar los objetos cercanos. La presión intraocular tiende a traspasar los límites máximos de la normalidad. Los vasos de la retina se esclerosan progresivamente.”
     
    (Carlos Vivanco Eguiluz, Tercera Edad. Aspectos del envejecimiento humano. Lima, P.L. Villanueva, Editor, 1982, 53-54.)
     
    Los ojos identifican absolutamente a su dueño. En efecto, hasta ahora no se ha hallado ni un solo ser humano que tenga un par de ojos exactamente iguales a los de otro ser humano. Antes se creía que ocurría lo mismo con las huellas dactilares, pero la ciencia ha desautorizado esa creencia, puesto que se han descubierto seres humanos distintos pero con las mismas huellas dactilares.
     
     
    Fuente : La Republica , 3 de junio del 2005.

    miércoles, 5 de junio de 2013

    La religiosidad ayuda a evitar depresiones en la vejez

    Un estudio realizado por la investigadora Rita Law de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, ha evaluado los efectos a largo plazo de la situación conyugal y de la asistencia a la iglesia, en el estado de ánimo de las personas mayores.

    Según se explica en un comunicado emitido por la Universidad de Arizona, la vejez suele estar asociada con un aumento de las depresiones, por lo que este tipo de estudios estaría encaminado a encontrar patrones que puedan contrarrestar el declive emocional de los ancianos.

    El deterioro de la salud y la muerte de familiares y amigos cercanos propios de esta etapa de la vida resultan factores que, obviamente, afectan al bienestar de las personas mayores. ¿Hasta que punto pueden contrarrestarse estos efectos?

    Estudiar los procesos

    En su estudio, Law utilizó datos del Estudio Longitudinal Australiano sobre el Envejecimiento, para analizar cómo los servicios religiosos y el hecho de tener una pareja afectaba positivamente o no a los ancianos.

    Los resultados obtenidos, que fueron publicados el pasado mes de septiembre en un artículo aparecido en la revista Journal of Aging and Health, sugieren en primer lugar que cuando se evalúan los efectos del estado conyugal de los ancianos en su vida emocional, resulta importante considerar los cambios en dicho estado, más que generar una imagen estática de un momento concreto de su vida de pareja.

    En este sentido, poder conocer cómo las relaciones cambian con el tiempo aumenta la comprensión de cómo se va a enfrentar cada individuo a la vida en la vejez. En general, el estudio reveló que estar casado ayuda a evitar la depresión a estas edades.

    En segundo lugar, la asistencia a servicios religiosos de diversa índole también parece tener un “efecto protector” contra los síntomas propios de la depresión, aunque con matices.

    Buscarle sentido a la vida

    Así, la investigación demostró que aquellas personas que nunca iban a la iglesia eran inicialmente menos tendentes a la depresión que aquéllas que iban regularmente o de forma ocasional.

    Sin embargo, los resultados obtenidos señalaron que, en un periodo de cinco años, el estado de ánimo de las personas que no acudían a la iglesia empeoraba, a un ritmo más rápido que el de los que sí iban.

    Según Law, es posible que una persona alcance un sentimiento de propósito o sienta que su vida tiene un sentido por ir a la iglesia y adscribirse a un sistema de creencias muy concreto.

    Pero también es posible que personas que no van a la iglesia regularmente encuentren ese sentido en otros aspectos de la vida, posiblemente en una relación o en la participación en otro tipo de actividades también significativas para ellas.

    Este sentido o propósito vital podría ser la clave del bienestar emocional de las personas en su vejez, por lo que deberían diseñarse intervenciones para ayudar a la gente a crear su propio propósito de vida, señaló Law, con el fin de mejorar su estado de ánimo.

    Próximos pasos

    A pesar de estos resultados, la autora de la investigación advierte que no puede asumirse que, simplemente, por acudir a la iglesia o estar casado se tiene un estado de ánimo mejor durante la vejez, dado que otros factores han de ser tenidos en cuenta para poder comprender mejor lo que sucede en la psicología de las personas de estas edades.

    Law afirma que, por lógica, el siguiente paso sería analizar por qué existen estas relaciones entre estado de ánimo, matrimonio y asistencia a servicios religiosos.

    Según la investigadora, existen numerosos desafíos asociados al envejecimiento, entre ellos, la pérdida de habilidades cognitivas o el sufrimiento por la pérdida de personas queridas.

    Lo que se pretende en definitiva es comprender mejor todos estos desafíos para poder proteger a los ancianos del desarrollo de estados de ánimo depresivos.

    Características del estudio

    Según se explica en el artículo original, la presente investigación fue realizada con un total de 791 ancianos, de los cuales el 42.4% fueron hombres y el resto mujeres. La edad media de los participantes fue de alrededor de 75 años.

    A todos ellos se les realizaron entrevistas en tres momentos distintos en un periodo de ocho años, con el fin de evaluar las progresiones en sus estados anímicos.

    Los encuestados estaban casados, separados, divorciados, eran viudos o habían permanecido solteros durante toda su vida.

    Sus afiliaciones religiosas fueron diversas o nulas: en el grupo estudiado había anglicanos, católicos, ortodoxos, miembros de la Iglesia Unida de Cristo y personas no religiosas.

    Además de preguntarles por su vida conyugal y por su religiosidad, a los participantes también se les pidió que valoraran su salud y el tipo de apoyo social que recibían de sus familias, de sus amigos o de otras personas de su entorno.     

    Fuente :
    http://www.tendencias21.net/La-religiosidad-ayuda-a-evitar-las-depresiones-en-la-vejez_a3713.html

    martes, 4 de junio de 2013

    El estigma de ser gay en la vejez







    ¿Dónde y cómo viven los homosexuales al llegar a la tercera edad?



    Según diversos estudios los gays mayores tienen dos veces más posibilidades de vivir solos que las personas heterosexuales. Si bien eso no es necesariamente negativo, la posibilidad de disponer de un cuidador cercano en caso de caer enfermos es diez veces menor.

    El problema se acrecienta cuando la persona ha tenido dificultades para conformar a lo largo de su vida una buena red de relaciones sociales. Muchos afrontan además la discriminación en los servicios médicos y sociales, e incluso tienen peor acceso a la asistencia sanitaria: la proporción de gays mayores que carecen de seguro sanitario es significativamente mayor que la de sus conciudadanos heterosexuales de la misma edad.


    Los mayores homosexuales tienen problemas extras a los heterosexuales de su misma edad. Muchos potenciales beneficiarios de pensiones, no consiguen, sin embargo, ninguna ayuda financiera del gobierno, a diferencia de los viudos/as de parejas del sexo opuesto. En la mayoría de los países, las administraciones de Seguridad Social no reconocen a las parejas del mismo sexo, y no otorgan ningún tipo de beneficio a sus “viudos/as”.


    Muchas de estas personas deben también entablar una amarga lucha con los familiares del difunto/a, que no reconocen la relación de la pareja e intentan que los gays, por ejemplo, les dejen las casas de sus ex parejas, ya que legalmente puede corresponder a la familia del fallecido. Los gays al no tener hijos, al faltar sus padres por cuestión simplemente del paso del tiempo y por las relaciones con su familia, no siempre fluidas, o simplemente por deseo de mantener su independencia, sólo pueden contar, en el mejor de los casos, con sus amigos para afrontar el envejecimiento

    Y como si esto fuera poco, deben lidiar con toda una sociedad atestada de prejuicios, que en la mayor parte de los casos, no duda en ponerse en su contra.

    A lo largo de los próximos 25 años las personas mayores de 65 años pasarán a ser el 20 por ciento de la población. Entre el 7 y el 10 por ciento de ellos serán personas LGTB. Hablamos, por tanto, de una población muy significativa, que cada vez tendrá un mayor peso social, y que merece un trato adecuado.

    Sólo un puñado de países del mundo ha planteado soluciones a esta problemática hasta el momento. Ellos son: Australia, Estados Unidos, Alemania, India, Argentina y recientemente España. En ellos se han construido diversos geriátricos, conjuntos residenciales, centros de día y/o clubes de ancianos LGTB.
    La creación de este tipo de albergues es una manera de evitar la marginación a la que son sometidos los ancianos gays en los centros tradicionales, con lesbianas que son forzadas a vivir en habitaciones distintas, acoso y maltrato por parte de los compañeros de residencia, cuidadores que se niegan a tratar a homosexuales e incluso transexuales que deben volver a vestirse de hombres antes de ingresar al lugar.

    Estos mayores sufren un doble estigma: Junto al habitual rechazo hacia la vejez que fomenta la sociedad, ellos sufren además el estigma de su orientación sexual; muchos se niegan a ingresar en una residencia porque se verían obligados a ‘regresar al clóset’.

    Estados Unidos es históricamente el principal impulsor de estos retiros para jubilados homosexuales. En 2002, en el estado de Florida, se inauguró Palms of Manasota, el primer resort del mundo creado exclusivamente para ancianos gays y lesbianas, que ofrece una vivienda en la orilla de un lago y asistencia médica por 150.000 dolares. Luego le siguieron otras, entre las que se destacan 36 comunidades para mayores homosexuales que ofrece Aegis Living

    En los estados de Nevada, Washington y California, idóneas para vencer la soledad de quienes carecen de descendencia o de una familia que los apoye. Los adultos gays y lesbianas jubilados pueden sentir cierto aislamiento. Por eso, en Estados Unidos, concretamente en Nueva York y San Francisco, se están creando algunas iniciativas para combatir este problema, como discotecas y bares especiales para adultos gays.

    En Estados Unidos, ya han comenzado a montarse muchas redes informales de retirados. En Fort Lauderdale, Florida, donde hay una gran clase media homosexual adulta, se ha montado “Sage”, un club con cerca de 200 miembros, lo que lo transforma en uno de los centros más grandes del mundo.

    La primera residencia para ancianos homosexuales de Europa ha sido inaugurada en Berlín para atender las necesidades en la tercera edad de hombres y mujeres que mantienen relaciones sentimentales con personas del mismo sexo. La nueva residencia, que ocupa una planta completa del centro geriátrico “Astra Nielsen”, en el barrio berlinés de Pankow, tiene 28 plazas en habitaciones individuales, pero también dobles, que pueden ser ocupadas por parejas de hombres o mujeres de edad ya avanzada.

    ¿Y en Argentina? En el año 2009 se abrió el primer centro para jubilados LGTB de Argentina y quizá de todo el ámbito latino americano, ubicado en Almagro e impulsado por las psicólogas Graciela Palestra y Silvina Tealdi, de la ONG Puerta Abierta dedicado sobre todo a las personas mayores de 60 años.

    Pobre respuesta, que sólo sirve como gesto de reconocimiento. Pero es algo absolutamente insuficiente ante la magnitud de las cifras que hemos mencionado mas arriba. Es imprescindible obtener el apoyo y los recursos para incrementar sustancialmente la cantidad de obras similares, que  reconozco son simples paliativos, pero al menos ofrecen una solución temporal hasta que la sociedad toda resuelva su problema de inclusión desterrando las discriminaciones.

    domingo, 2 de junio de 2013

    La homosexualidad y la vejez

    La Homosexualidad en los ancianos y ancianas se manifiesta como una realidad silenciada y difícil, escasa en la literatura especializada y poco estudiada. En la bibliografía consultada no se encontró reporte de investigaciones sobre homosexualidad y ancianidad en Cuba. 

     

    ¿Qué es la homosexualidad?

     El término homosexual fue utilizado por primera vez en 1869 por Benkert en Alemania y Hungría y curiosamente fue un traductor quien lo introdujo en la lengua inglesa en 1892 al traducir a ese idioma un texto alemán de Psiquiatría. Con rapidez desplazó a otras denominaciones como: amor griego, pederastia, sodomia, uranismo e inversión sexual. Homo u Homeo son formas prefijas del griego homoios y quieren decir: semejante, igual, del mismo significado, de ahí que se consideren homosexuales a los individuos cuyas preferencias y orientación del placer erótico-sexual están dirigidos a personas de su mismo sexo durante un tiempo significativo. Es oportuno recordar la expresión inglesa gay, que se utiliza tanto en el lenguaje coloquial como académico para nombrar la homosexualidad masculina. Este término es preferido por los homosexuales por estar exento de la idea de enfermedad y por significar una ideología, un estilo de vida, una posición y digna ante la comunidad y la sociedad. Las mujeres gay se denominan comúnmente y aún en la literatura académica, lesbianas. La profundidad actual sobre el origen de la homosexualidad es insuficiente por lo que se omiten consideraciones al respecto. 

     En diversas civilizaciones y momentos de la historia la homosexualidad se ha considerado como: Un don, un periodo juvenil del desarrollo, un pecado, una debilidad moral y un vicio, una desviación ideológica, un delito que puede justificar la reclusión o la pena de muerte, una perversión sexual enfermiza, o como un estado minoritario variante de la normalidad. 

    En la época victoriana, Krafft Ebing, pionero de la Sexología, y portador de los conceptos moralistas de su tiempo, postuló que cualquier conducta sexual que se apartara de la simple realización del coito en el marco del matrimonio, sin otros juegos o estimulaciones sexuales que modificaran este rígido patrón entre la pareja heterosexual, debía ser considerada como patológica y causa de las mas profundas aberraciones y trastornos mentales, entre las que se incluían el homosexualismo y la masturbación. 

     

    Si bien varios autores clásicos de la sexología de este siglo, como Kinsey y Masters y Jonson, entre otros, demostraron a través de largas investigaciones que tanto estas como otras manifestaciones de la vida sexual son inocuas y, en muchas personas, necesarias para su realización plena, aún continúan siendo el centro de debate y la preocupación de muchos, aunque a otros les parezcan pasadas de moda. 

     La orientación sexoerótica (hacia quién se dirige el deseo, la atracción, el impulso, los pensamientos e intereses sexuales) distingue tres dimensiones o categorías a saber: heterosexuales, bisexuales y homosexuales. Son múltiples los factores que condicionan esta orientación y van desde los genéticos hasta los psicológicos o sociales, y rigen la selección de la pareja sexual.

     La heterosexualidad ha sido y es la pauta del comportamiento sexual predominante y esta orientada hacia individuos del otro sexo. La persona bisexual tiene la capacidad de responder sexualmente y mostrar atracción e interés por sujetos de uno u otro sexo con un gradiente muy notable de alternancia y equivalencia. Las personas homosexuales dirigen sus preferencias, necesidades y sentimientos sexoeróticos de forma sostenida y resuelta hacia personas de su mismo sexo. Todas estas formas de orientación sexual constituyen una impronta esencial y vital para sus portadores.

     Uno de los logros más significativos de la liberación sexual de los años sesenta es que se pueda discutir y analizar el tema de la homosexualidad con libertad, sin temor a la represión social. Durante poco más de veinte siglos los homosexuales fueron uno de los grupos humanos más sometidos a la marginación, al maltrato, a la tortura y, lamentablemente, a diversas tentativas de tratamientos que muchas veces causaron más problemas que soluciones. 

     La homosexualidad no es una rareza sexual  ni una perversión o una desviación sino una condición humana cuya prevalencia varía entre un 2 y un 10 % de la población total, aceptándose que el grupo de las lesbianas oscila entre un 2 y un 4% de las mujeres, y los homosexuales masculinos entre un 4 y un 10% de los varones. Son por lo tanto, un grupo con gran representatividad en el mundo, que merece toda la atención y respeto. 

     En Sexología se describen condiciones que algunos autores denominan pseudohomosexualidad o falsas homosexualidades como: las prácticas homosexuales transitorias del niño y el adolescente, los conflictos homosexuales del hombre heterosexual, la bisexualidad, el afeminamiento de algunos varones heterosexuales o las masculinización de algunas mujeres homosexuales, el travestismo, el transexualismo, las absurdas ideas obsesivas con temas homosexuales y las ideas delirantes esquizofrénicas de contenido homosexual. 

     

    Fuente: "La sexualidad en el atardecer de la vida”

    Autor: Regino Rodríguez Boti- Especialista en Psiquiatría : Máster en Sexología.